
No estoy para ofrecer nada,
Mi cuerpo me duele, de tantas noches contraídas y otras sueltas,
Ver sus labios moverse y no escucharlo me mantiene la quijada apretada, la garganta me pasa la cuenta y me doy cuenta que sigue existiendo, entre un futuro resfrío y noches metereologicamente indescifrables, me dejo llevar por un orden cósmico, siempre a favor de algún fantasma, con ganas de penar palabras que luego no recordaré, por lindas que suenen, pierde el tiempo, hasta abrasarme y darse cuenta que no tengo interés en oírlas una y otra vez durante mi vida, un ventana le avisa que mañana, no ofreceré nada.
Los espasmos que no los causa el frío me van acusando, los alrededor de 5 sueños no hilan respuesta, vuelven las arpas, vuelven las carreteras con sonidos de autos de juguete, vuelve la hi8 en su mano derecha, apuntando su risa y muecas graciosas, vuelve su habitación blanca, mañana deslumbrante alrededor de una colección de aviones antiguos, vinilos y libros, vuelvo a abrir los ojos, la habitación cambia. Espasmos, mis dientes suenan... los dejo de escuchar y vuelve la sensación blanca, su capacidad de asombrarme con cada palabra que diga, creo haber nacido para él y esa mañana. Pero después de las 12pm, como quien pierde la cabeza o el zapato, no puedo ofrecer nada.